"EL SABER SE DEBE TANTO AL INGENIO COMO AL GUSTO."









martes, 1 de julio de 2014

MARCAPÁGINAS - III


Aunque nadie lo diría, el verano ya está aquí y con él  nuevos libros que elegir para pasar, lo más entretenido posible, los ratos  de piscina en los que no tengo a nadie a mi alrededor, los desplazamientos de largo recorrido o la espera de media tarde de  final de partida bajo la acacia.
Ya he elegido la primera novela, es la que tenía pensado leer en Pascua, pero cambié de opinión, me apetecía algo más corto, pensando que  así, tendría tiempo para hacer la reseña de las que había leído de Navidad, pero no. Los dos  libros de Navidad se quedaron sin su reseña, seguramente porque ninguno de los dos colmó mis expectativas que, sin lugar a dudas, habían hecho  acrecentar  los medios de comunicación y la calidad de los escritores que los firmaban: dos premios Nobel. Ahora  que ya ha pasado tanto tiempo  y  como todo el mundo ha hablado ya de ellos,  no merece la pena hacer una reseña, sólo recogeré las impresiones que me dejaron.
Del primero de ellos, El héroe discreto de Mario Vargas Llosa, cuya trama me pareció discreta, me quedó claro que lo que yo entiendo por un hombre corriente y lo que entiende Vargas Llosa o la crítica no es lo mismo. Sin embargo, leer la prosa de Vargas Llosa es siempre una elección de estilo, de equilibrio en longitud de frase, de puntuación…
La segunda obra, Mi vida querida  de Alice Munro, es un libro de relatos cortos donde se narra el día a día de gente corriente,  pero narrado de tal forma que, en algunos momentos, tuve la impresión de que los acontecimientos que  en ellos se refieren, sean titulares de teletipos. Esta manera de narrar fue toda una sorpresa para mí; sin embargo,  eché a faltar un héroe de esos  de ‘ficción’. Además, se juntó que su lectura me resultó incómoda; creo que nunca he leído una traducción  de una casa editorial de prestigio, con este tipo de errores: catalanismos de diferentes tipos e incluso había un cambio del sentido de una frase; espero que la editorial Lumen  lo revise.

Y aunque quedan todavía pendientes las reseñas de los libros  que leí en  abril; de manera general, puedo decir que,  esta temporada de lecturas que termina ha estado marcada por el regusto de la lectura de los clásicos  - Les trois comptes de Flaubert, L’homme qui rit de Victor Hugo  y varios  cuentos de Maupassant y  Stefan Zweig, éste último me resultó un poco empalagoso, al final -, en un  invierno  que se me ha pasado muy deprisa, demasiado deprisa  y en una primavera sombría, triste.
La temporada la completan varios escritores francófonos actuales de calidad y reconocimiento de la crítica desigual: Patrick Mondiano, Sylvie Testud, Christian Gailly, Eric Holder,  Chantal Thomas y Valérie Zenatti. Y otro más,  Boris Vian , que ya es un clásico,  con su  L ‘écume des jours, que he vuelto a leer.

A éstos, habría que sumar la siguiente  lista que incluye autores de diferentes nacionalidades: James Thurber- sobre el que tengo una anécdota-, Joseph Roth, Arthur Schnitzler, E. A. Poe, H. G. Wells, W.W. Jacobs, H.H. Ewers, M.R. James, A. Machen y de temáticas diversas.

Y después de esta breve mirada a estos meses de lecturas ya caminados, solo  me queda desearos unas  acertadas  lecturas estivales.

DE BONNES LECTURES

BEL ÉTÉ





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